Pues sí. Cansada de escuchar por enésima vez eso de que -
" Es que el ganchillo es cosa de chicas-" cuando le pregunto a cualquier hombre porqué no se anima a aprender a hacer ganchillo (o tejer, o coser...) me parece que ha llegado el momento de
abrirle los ojos a más de uno (... y de una, claro!).
Así que aquí empieza una serie de entradas sobre hombres que hacen ganchillo (o tejen, o cosen...) y para los que no resulta
nada raro ni "poco masculino".
Y es que eso de
etiquetar las actividades como "masculinas" o "femeninas"
es un error como la copa de un pino. Y por culpa de esas absurdas etiquetas, aun nos encontramos por ahí a pobres hombres
incapaces de coserse un botón o subirle el dobladillo a los pantalones que se acaban de comprar... A ver si vamos aprendiendo que, independientemente del género que tengamos, cuantas más cosas útiles sepamos hacer,
más independientes seremos como personas.
Viajemos un poco por el globo, a ver si las "etiquetas" son algo cultural.
En
Essaouira (Marruecos), son típicos los gorros de
"jacquard a ganchillo" (Tapestry Crochet) confeccionados según la tradición que va pasando de
padres a hijos, generación tras generación.
Este tipo de
artesanía tradicional bereber originalmente era algo
únicamente masculino, ya que sólo los hombres conocían esta técnica y por tanto
eran los únicos que los confeccionaban.
Othman, que aprendió de su padre (y este de su padre... y así hasta el infinito), está a cargo de la tienda de artesanía familiar. No sólo teje gorros, sino que
da clases de ganchillo a cualquiera que quiera aprender.
Un ejemplo de
orgullo y respeto hacia su patrimonio histórico... y de que el ganchillo es cosa de hombres y de mujeres :)
Si queréis saber más sobre
Othman, visitad la entrevista completa realizada por
Carol Ventura en su
blog